RODOLFO HOLZMANN ZANGER (Breslau, 1910 – Lima, 1992)

Banner de noticia: Biografía de Rodolfo Holzmann

AUTOR: ROLLIN MAX GUERRA HUACHO

Nació en Breslavia, Reino de Prusia, Alemania un 27 de noviembre de 1910. Falleció en la ciudad capital de Lima el 24 de abril de 1992; hoy sus restos reposan en el cementerio general de Conchamarca, una comarca muy apacible y cercana a Huánuco.

Su talento excepcional encontró un propósito adecuado en su formación profesional con una solvencia moral integra y sólida disciplina que, solo un país con tan rica y variada tradición puede ofrecer en ese campo. Después de terminar sus estudios con los más destacados músicos de ese lugar y época como Robistchek, Rosenthal, Vogel y Scherchen, emprendió su viaje a esta parte de América latina que para entonces parecía un oasis virgen y prometedor para los que a tiempo escapaban del inminente estallido y hecatombe de la segunda guerra mundial.

Fue por esas circunstancias que Rodolfo Holzmann llegó a Lima juntamente con una pléyade de excelentes músicos para contribuir significativamente al impulso y desarrollo de la naciente Orquesta Sinfónica Nacional y la Academia Nacional de Música “Alcedo”. Su presencia fue fundamental para la transformación y consolidación de estas dos instituciones musicales en el Perú.

El maestro Holzmann encontró en el Perú un terreno fértil para su labor artística, destacándose como un versátil Instrumentista que se incorporó al conjunto emergente como violinista, aunque también podría haber desempeñado un papel destacado como oboísta o pianista. Además, su incorporación a la academia Alcedo como profesor de cursos teóricos superiores que para entonces solo se circunscribían a la enseñanza del piano, canto y declamación. Definitivamente, sus conocimientos en música reforzaron el desarrollo y evolución de la música académica peruana de aquellos años que ahora parecen tan remotos. Su influencia en el progreso se evidenciaba cada vez con mayor solvencia y eficacia. En consecuencia, su legado se ha vuelto cada vez más significativo con el paso del tiempo.

Es menester repetirlo, la llegada del compositor alemán Rodolfo Holzmann al Perú tuvo un gran impacto en la consolidación de las aspiraciones musicales de Rosa Alarco, Celso Garrido Lecca, Enrique Iturriaga, Alfredo del Mónaco, Enrique Pinilla, Carmen Moral, entre otros compositores más pertenecientes a las dos generaciones que la historia los llamó llanamente “Generación del 50”. Al respecto, José María Neves (1980) destaca que, los movimientos renovadores de la música en el Perú se desarrollaron principalmente después de la llegada de Holzmann, quien no solo proporcionó una visión internacional a los compositores, sino que también promovió la superación del posromanticismo. Esta influencia fue decisiva en el desarrollo de la música académica en lima durante la generación del 50, donde el aporte de Holzmann en el ámbito educativo jugó un papel fundamental en el crecimiento de la escena musical peruana.

Holzmann fue un precursor que rompió con la inercia y se destacó por sus esfuerzos constantes, informados y eficaces en favor del “aggiornamento” que transformaron la desinformación en la afición capitalina. A pesar de sus logros, enfrento incomprensión, envidia y rechazo, como suele suceder con los que buscan el avance y cambios; el maestro sabía y estaba consciente que el desafío sería difícil, pero por otro lado también sabía que era necesario para su labor trasformadora.

Armando Sánchez Málaga (2012) nos refiere al respecto, por primera vez los jóvenes con talento y pasión por la música tuvieron la oportunidad de recibir educación formal en composición, liderados por el maestro Rodolfo Holzmann, quien impartió un curso metódico de contrapunto que combinaba las reglas estrictas de Fux con el contrapunto libre del siglo XX. Este curso, posteriormente reconocido como una especialidad de composición en el conservatorio, fue el punto de partida para la formación de compositores jóvenes conocidos como la “Generación del 50”. Estos compositores muy pronto comenzaron a estrenar sus primeras obras al mismo tiempo de hacerse merecedores de premios tanto a nivel nacional como internacional.

El aspecto más relevante es su labor como maestro, fue destacar la importancia de las relaciones entre maestro y discípulo en lugar de entre profesor y alumnos. Este magisterio se llevó a cabo principalmente en el Conservatorio Nacional, fundado en la década de 1940, en un momento de renovación, logrando un alto nivel académico gracias a su enfoque magistral, ya claramente peruano en ese entonces.

A pesar de reconocer a otros notables maestros y con valiosas influencias, podemos aseverar sin temor a equivocarnos que, no hay otra personalidad musical que haya tenido una labor tan prolija e indiscutible en la formación de dos generaciones de compositores y directores de orquesta; es decir, formación de profesionales con una solvencia musical perfecta que lleva el sello de la dedicación, disciplina y la mayor competencia.  

En el contexto de la música peruana académica, tanto dentro como fuera de país el maestro Holzmann ha alcanzado un lugar prominente. Si consideramos su importancia, podríamos estar de acuerdo en que no es exagerado llamarle con el epíteto de “maestro de maestros”. Además de su papel como músico, también ha destacado como compositor. Sus obras son extensas, precoz, sabia, y abarca todos los géneros. Aquí señalamos unos cuantos, sin ningún comentario: “Dulcinea”, “Movimientos Obstinatos”, “Dodedicata”, “Quinteto Trimódico”, “Pequeña Suite”, “Sinfonía Huánuco”, “Concierto para la Ciudad Blanca”, entre otros.  

Aunque gran parte de sus obras fueron estrenadas y repetidas en varias ocasiones, las otras se encuentran en ediciones y grabaciones; la mayoría ha recibido reconocimiento y premios, también es oportuno considerar aquellas que aún no han sido interpretadas ni reconocidas; lamentablemente son diversos los factores que contribuyeron a esto, siendo la principal una omisión injusta de parte de  autoridades de los distintos estamentos culturales, del olvido de las instituciones en donde laboró he hizo importantes reformas, el olvido de sus discípulos, la falta de recursos económicos, entre otros.

Por último, también es menester referimos a otros aspectos de su labor musical de indiscutible valor y de variada gama que ha generado una gran gratitud por parte de su país de adopción. Se trata de su papel como director de veintidós páginas pianísticas de autores nacionales, las cuales se han integrado en un repertorio de mayor calidad artística;  tampoco debemos dejar de lado sus magistrales investigaciones en el campo de la musicología, arreglos, composiciones sobre nuestro pasado musical, manifestadas en transcripciones, así como sus valiosos estudios etnomusicológicos del cúmulo popular, patrimonial y moderno, que ya fueron merecedoras, en parte, del reconocimiento de la tipografía.

La estancia del maestro Holzmann en la ciudad de Huánuco desde 1973 hasta casi los últimos días de su vida, fueron cruciales para la consolidación de la cultura musical en esta parte central del Perú.  De 1975 a 1981, asumió la dirección de la Escuela Regional de Música «Daniel Alomía Robles», que ya para entonces tenía 17 años de funcionamiento como Escuela Regional y, 27 años de vida institucional. Tras un exhaustivo diagnóstico académico y administrativo, inició un proceso de actualización y reformas con estándares similares a los que ya había implementado en instituciones de la capital; hoy, podemos beber muy plácidamente de los frutos de la encomiable labor del maestro huanuqueño de origen alemán.   

Definitivamente, transitar por el itinerario de las obras realizadas por el maestro Holzmann, es una tarea sumamente amplia e interminable que, desde la concreta amplitud del tiempo en su productiva labor, fueron íntegros en voluntad y desprendimiento, hoy sus restos reposan en su aposento divino y eterno de la apacible Conchamarca.

Fuente:

  • Meza (1985) El comercio Lima
  • Zúñiga (2020) Tradición, Vanguardia y peruanidad
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